Cómo alzar a tu gato sin estresarlo ni agobiarlo

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Los gatos son animales independientes y territoriales, que no siempre disfrutan de ser alzados por los humanos. Si lo haces de forma incorrecta, puedes causarle estrés, ansiedad, miedo o dolor a tu felino. Además, puedes provocar que te arañe, te muerda o se escape de tus brazos.

Lo que leeras:

Algunas formas incorrectas de alzar a tu gato.

Agarrarlo por el cuello o la nuca. Esto puede lastimar su columna vertebral, su piel o sus músculos. Además, puede hacer que se sienta indefenso y vulnerable.
Sujetarlo por las patas o la cola. Esto puede dañar sus articulaciones, sus huesos o sus nervios. Además, puede hacer que se sienta incómodo y asustado.
Levantarlo por el pecho o el abdomen. Esto puede dificultar su respiración, su circulación o su digestión. Además, puede hacer que se sienta agobiado y atrapado.

Los beneficios de alzar a tu gato de forma correcta

Alzar a tu gato de forma correcta puede ser una experiencia positiva y placentera para ambos. Puedes fortalecer el vínculo con tu felino, demostrarle tu afecto y confianza, y mejorar su bienestar y su salud. Algunos beneficios de alzar a tu gato de forma correcta son:

Estimular su circulación sanguínea y su sistema inmunológico. El contacto físico puede ayudar a relajar los músculos y los órganos de tu gato, y a prevenir enfermedades.
Reducir su estrés y su ansiedad. El calor y el ritmo de tu corazón pueden calmar a tu gato, y hacer que se sienta seguro y protegido.
Aumentar su sociabilidad y su adaptabilidad. El hecho de que tu gato se deje alzar puede indicar que confía en ti y en tu entorno, y que está dispuesto a explorar y a interactuar con otros.

Cómo alzar a tu gato de forma correcta paso a paso

Para alzar a tu gato de forma correcta, necesitas respetar sus señales, actuar con suavidad y seguridad, y ofrecerle apoyo y comodidad. Estos son los pasos que debes seguir:

Observa el lenguaje corporal de tu gato. Antes de intentar alzarlo, asegúrate de que esté relajado y receptivo. Si está dormido, asustado, enojado o jugando, no es el mejor momento para alzarlo. Busca señales de que quiera tu atención, como ronronear, frotarse o mirarte.
Acércate al gato de forma tranquila y amigable. No lo sorprendas ni lo asustes con movimientos bruscos o ruidos fuertes. Habla con él en voz suave y cariñosa, y ofrécele tu mano para que la huela y la reconozca.
Acaricia al gato para tranquilizarlo y prepararlo. Con delicadeza, pasa tu mano por su cabeza, su cuello, su espalda y su cola. Si el gato se muestra cómodo y contento, puedes proceder a alzarlo. Si el gato se muestra incómodo o nervioso, detente y respeta su espacio.
Coloca una mano debajo de su pecho y la otra debajo de su trasero. Con cuidado, levanta al gato del suelo, manteniéndolo cerca de tu cuerpo. No lo estires ni lo aprietes demasiado. Asegúrate de que su cabeza quede fuera y de que pueda ver lo que ocurre a su alrededor.
Sostén al gato con firmeza y cariño. Puedes apoyar al gato sobre tu pecho, tu hombro o tu brazo, según su preferencia y su tamaño. Dale apoyo a su espalda y a sus patas, y evita que se balancee o se caiga. Habla con él y acarícialo mientras lo alzas, para que se sienta cómodo y seguro.
Baja al gato con suavidad y precaución. Cuando quieras dejar al gato en el suelo, hazlo de forma gradual y gentil. No lo sueltes ni lo tires de repente. Coloca al gato en una superficie segura y estable, y retira tus manos lentamente. Felicita al gato y ofrécele una recompensa por su buena conducta.