Los perros son animales que regulan su temperatura corporal mediante el pelaje, el sudor y la respiración. Sin embargo, cuando las temperaturas bajan mucho, los perros pueden sufrir de frío y tener problemas de salud, como hipotermia, congelación o resfriados. Por eso, en invierno, los perros necesitan calor para mantener su salud y su bienestar.
¿Qué riesgos tiene el frío para los perros?
El frío puede tener efectos negativos para los perros, como:
- Hipotermia. Es una bajada peligrosa de la temperatura corporal, que puede provocar temblores, letargo, debilidad, confusión o incluso la muerte. Los perros más vulnerables a la hipotermia son los cachorros, los ancianos, los enfermos y los de pelo corto o sin pelo.
- Congelación. Es una lesión que afecta a las zonas más expuestas al frío, como las orejas, la cola, las patas o la nariz. La congelación puede causar inflamación, enrojecimiento, ampollas, necrosis o gangrena. Los perros de pelo blanco o claro son más propensos a la congelación, ya que tienen menos pigmentación que los proteja del sol.
- Resfriados. Son infecciones respiratorias que se contagian por el contacto con otros perros enfermos o por el cambio brusco de temperatura. Los resfriados pueden causar estornudos, tos, secreción nasal, ojos llorosos, fiebre o pérdida de apetito. Los perros con defensas bajas o con enfermedades crónicas son más susceptibles a los resfriados.
¿Cómo proteger a tu perro del frío invernal si vive dentro de casa?
Si tu perro vive dentro de casa, puedes seguir estas medidas para protegerlo del frío invernal:
- Acondiciona su espacio. Asegúrate de que tu perro tenga un lugar cómodo, seco y protegido del frío, del viento y de la humedad. Puedes ponerle una cama mullida, una manta, un cojín o una caja con un agujero. También puedes usar una estufa, una manta eléctrica o una botella de agua caliente, pero con cuidado de que no se queme o se electrocute.
- Aliméntalo bien. Dale a tu perro una dieta equilibrada y de calidad, que le aporte las calorías, las proteínas y los nutrientes que necesita para generar calor y mantener su sistema inmunológico fuerte. También puedes aumentar un poco la cantidad de comida en invierno, pero sin excederte para que no engorde.
- Hidrátalo bien. Dale a tu perro agua fresca y limpia, que le ayude a regular su temperatura y a prevenir la deshidratación. Puedes usar un bebedero automático o una fuente, que estimulen su interés por beber. También puedes darle comida húmeda, como latas o sobres, que le aporten más líquido.
- Abrígalo bien. Si tu perro tiene el pelo corto, fino o escaso, puedes ponerle un jersey, un abrigo o un chaleco que le cubra el cuerpo y le mantenga calentito. Pero asegúrate de que la ropa no le moleste, le apriete o le impida moverse. Si tu perro no tolera la ropa, no le obligues a llevarla.
- Evita los cambios bruscos de temperatura. Si tu perro sale al exterior, procura que lo haga cuando haga más calor, como al mediodía o por la tarde. Evita que salga de noche o cuando haya heladas, nieve o lluvia. Cuando vuelva a entrar, sécalo bien y ofrécele un lugar calentito donde descansar.
¿Cómo proteger a tu perro del frío invernal si vive en el patio?
Si tu perro vive en el patio, puedes seguir estas medidas para protegerlo del frío invernal:
- Proporciónale un refugio. Asegúrate de que tu perro tenga una caseta o una cabaña que lo resguarde del frío, del viento y de la humedad. La caseta debe ser de un material aislante, como la madera o el plástico, y tener un tamaño adecuado para que tu perro pueda entrar, salir y moverse con facilidad. La caseta debe estar elevada del suelo, tener una puerta con una cortina o un colgajo, y estar orientada al sur o al este para recibir más sol.
- Aísla el interior. Forra el interior de la caseta con un material aislante, como el corcho o el poliestireno, y ponle una cama mullida, una manta, un cojín o una alfombra. También puedes usar una estufa, una manta eléctrica o una botella de agua caliente, pero con cuidado de que no se queme o se electrocute. Cambia el material aislante con frecuencia para que no se humedezca ni se ensucie.
- Aliméntalo e hidrátalo bien. Dale a tu perro una dieta equilibrada y de calidad, que le aporte las calorías, las proteínas y los nutrientes que necesita para generar calor y mantener su sistema inmunológico fuerte. También puedes aumentar un poco la cantidad de comida en invierno, pero sin excederte para que no engorde. Dale a tu perro agua fresca y limpia, que le ayude a regular su temperatura y a prevenir la deshidratación. Evita que el agua se congele, usando un bebedero térmico o cambiándola con frecuencia.
- Abrígalo bien. Si tu perro tiene el pelo corto, fino o escaso, puedes ponerle un jersey, un abrigo o un chaleco que le cubra el cuerpo y le mantenga calentito. Pero asegúrate de que la ropa no le moleste, le apriete o le impida moverse. Si tu perro no tolera la ropa, no le obligues a llevarla.
- No lo dejes solo. Aunque tu perro viva en el patio, no lo descuides ni lo aísles. Visítalo con frecuencia, juega con él, acarícialo y háblale. Así, le darás calor, compañía y afecto, y evitarás que se sienta solo, triste o deprimido.
Los perros son animales que pueden sufrir de frío en invierno y tener problemas de salud, como hipotermia, congelación o resfriados. Por eso, es importante que los protejas del frío invernal, acondicionando su espacio, alimentándolos, hidratándolos y abrigándolos bien. Así, podrás garantizar el bienestar de tu perro, tanto si vive dentro de casa como si vive en el patio.
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